domingo, 31 de agosto de 2008

Avance

He aprendido algo. Que a veces, basta un gesto, una palabra, un momento; y poco a poco, sin que nos demos cuenta, lo que antes no significaba, empieza a significar. O que lo que significaba algo, de repente significa lo contrario.

He aprendido que no hay un sólo yo. Está el que tú ves, pero pero también el que ve el otro. Como no hay un sólo otro.

Y no hay forma de saber por qué. Así que no vale la pena preocuparse.

Fuera de la nube. Del personaje alimentado por equívocos y conversaciones sobre mi yo. Sin presión soy yo mismo otra vez. Vuelvo a ser ese inseguro que siempre fui, libre ahora de más mirada que la propia. y con algúnos elementos de juicio más. Buscándome, encontrándome poco a poco.

Me he visto reflejado en sus ojos. Como solía gustarme. Pero esta vez, ha sido distinto. Donde vi siempre a la persona, hoy he visto al personaje. A una amalgama de pasados traidos al presente. A un cúmulo de virtudes y defectos, sin tres dimensiones. O con dimensión forjada sin aristas, y matizada por mi torpeza; por mi cabeza embotada por el mucho sentir; por el niño que salió de dentro, para luego quedarse para siempre; por actuaciones de película de tópico guión, y final previsible; por la sinceridad y la concisión lastradas por la incapacidad de doler al que te quiere - o a uno mismo - y por la intimidación de la seguridad; por fatales confesiones de convicciones con fecha de caducidad; por la ambigüedad de palabras que jamás pensé ambiguas, hasta que las erré en boca del otro; por las distorsiones de la distancia, confirmadas pero no contrastadas por la cercanía; por fiarme sin filtro a visiones de otros; por confundir visiones de otros; por prejuzgar al otro; por permitir que el otro me prejuzgue; por apresurarme en los juicios; por matizarme con buena intención, pero mala ejecución; por explicar la ironía, o por no explicarla; por excluír al humor; por ceder al miedo a la soledad; por confiarme a las entrelíneas en vez de a las líneas. ¿Eso soy yo? Sí para el otro... Así acepto mis errores y mi complicidad, así acepto el veredicto. No es tiempo de recursos de alzada, no hay marcha atrás. Pero tal vez algún día reciba la amnistía para seguir adelante.