lunes, 30 de marzo de 2009

Señales

Se preguntó, alarmado, si aquello se trataba de una señal del destino.....



Decidió que sí. Y continuó avanzando en sentido opuesto a la flecha.

lunes, 23 de marzo de 2009

G_li_atí_s

En un acto de rebeldía, sufro el secuestro de las teclas de mi máquina de escribir. Ofendidas por mi alarmante falta de ingenio, y en un acto de misericordia literaria, la rebelión se propaga a golpe de tecla: tac, tac, tac. Una tras otra van guardando obstinado silencio a medida que la voz se propaga y las incendiarias proclamas se van extendiendo en un rumor de letra-oreja.

Cada día son más las teclas que me niegan su pulsión. Y me enfrento a la tarea de componer palabras, frases e ideas con el apoyo único de ciertas irreductibles grafías. La simpática a aún me asiste, con amoroso afán. La inquieta e irreductible i descubre su punto flaco, y se ve obligada a acentuar perpetuamente sus infinitas e insensatas apariciones. El divorcio de la ch conduce a un irremediable litigio judicial que da pie a jocosas bromas (que no chistes, chanzas ni rechuflas, que sería ya recochineo). Y no recuerdo qué ha sido ya de la irreverente y reiterativa r; que ha recorrido un gran trecho para renegar sin remedio de este reducido, recóndito e irreductible reducto. Y, sin g no hay punto final para que este galimatías sea del gusto y agrado de su genuflexivo gestador.

Echémosle, pues, imaginación.

Porque, _eco_dad: _o s_n let_as _as
q_e fal_an; es _l in_enio


Galimatías caleidoscópico

La felina mirada
y la piel jaspeada
esconden un amanecer
de lapislazulí

Del lejano horizonte
(¿lo hay?)
el viento nos trae
notas de laúd
corcheas de cuarzo
y redondas de ónix
en arabescos precisos
y con caleidoscópico tintineo

Y Alicia, hoy
saca a pasear
el sombrero de las promesas
cumplidas


viernes, 6 de marzo de 2009

Mil y una piedras

Es noche de cristales rotos. De dedos marcados sobre arena de desiertos de sal. Tiempo atrás, sobró agua, y faltó aire, aliento, y su calidez. Faltaron palabras, y sobraron fragmentos de caligrafía áspera y renglones torcidos. Hoy, me cobijo en mi propia sombra, y me entrego a un altar iluminado por mil bombillas rotas, cegadas por el empeño de sobrevivir una noche más. Y escribo mil respuestas antes incluso de escucharme hacer las preguntas.

Y llega el amanecer. Pero la luna se queda un ratillo más. Porque me sobran las piedras. ¡Una por cada sueño!

martes, 3 de marzo de 2009

Lolo

El lunes, de rebote, pasé por allí. No había ido desde aquel día, hace...
No pude evitar sentir un escalofrío, y todo aquel marasmo de sentimientos volvió por un momento. Como cada vez que mi sobrina me dice cuánto lo echa de menos.

Yo también te echo de menos, viejo.