viernes, 24 de abril de 2009

Galimatías para arropar

De entre la previsible interpretación de la sinfonía surgió, como quien no quiere la cosa, una nota discordante. El director, alarmado, arqueó la ceja izquierda y, disimuladamente, endureció la mirada en busca del culpable. Al tiempo, aumentó el brío con el que enérgicamente sacudía su varita, tratando de devolver la pieza musical a la dictadura del compás.

Pero resultó ser...demasiado tarde. Ya había cedido el oboe a su pasión por las disonancias, trasponiendo a graves alturas desde las que divisar horizontes más lejanos. Los violines habían arrastrado a toda la sección de cuerda a furiosos pizzicatos, en los que se disipaba su juvenil energía - tanto tiempo constreñida a las lineales convenciones del pentagrama. El arpa había comenzado a ligar notas y silencios con maestria, entretejiendo cuerdas para envolver al público en una malla de efervescentes sensaciones. Las trompetas habían tocado a rebato, arrancando matices armónicos nunca antes escuchados y destinados a elevar la temperatura ambiental de la enorme sala. Y el percusionista había iniciado un febril descenso a los infiernos, rendido a la apasionada lujuria de los ritmos tropicales y sus contratiempos.

Sonó, de fondo un piano. Y su melodía dulce se elevó sobre la frenética amalgama. Todos callaron, todos escucharon. Corolario perfecto; epílogo para una historia de cuento con la que arropar un sueño.

jueves, 9 de abril de 2009

Jazzimatías

La piel se tensa para retumbar en las conciencias. Gengibre ahogado en el fondo de la garganta. Silencio, entre trueno y murmullo. Tras el demonio de siete hojas, el jazz de las moscas llega a la ciudad.

Ciclos...


La noche se cierra sobre sí misma, y penetra en el local a través de la puerta entreabierta. Ella se apoya en la barra, a la eterna luz agonizante de una vela. Y sobre la barra escribe su historia con las huellas dactilares de mil copas. Circunferencias cruzadas, vidas entremezcladas en un reiterado devenir.

Sus ojos conservan su brillo, pese a la neblina del alcohol. Y su mirada se posa en la vela. Y la luz, reflejada en sus ojos, parece aumentar su intensidad.

Y la noche se cierra sobre sí misma...

lunes, 6 de abril de 2009

Galimatias de un viaje

El mercenario fue el mas fiel de sus soldados,
de entre aquellos que formaron
y juraron fidelidad a su bandera
de trapos deshilachados.

El iletrado fue el mejor de los poetas
En su imprenta de cuaderno rayado
trazó los planos de una balsa
para un mar de sentimientos.

El durmiente fue el lúcido ausente
que, sonámbulo, trazó la ruta
entre los puertos y las distancias
y las mareas cambiantes.

El inaudito fue el lider enmudecido
que tripuló la nave
hacia el mundo singular
escondido tras acechantes y ensordecedores mares.

Y todo esto no son sino palabras de viento
silbando en mis oidos el rumor del mar.