lunes, 30 de noviembre de 2009

Galimatías enigmático (tercera parte)


Con lápices de colores
trazo las líneas
de una imagen
de déjà vu
que pinto en tus paredes
o techos de tela
de altares sagrados.

Y no hay blanco al que apuntar
cuando el disparo
anunciado por el trueno
ni lugar al que arribar
por una senda
sobre el abismo.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Galimatías enigmático (segunda parte)

Delicado paraguas de varillas finas
y tela de encaje.
Y la lluvia brilla...
¡por su ausencia!

Rústico ascensor de rail de humo
y estruendoso anuncio.
Alcanzar la cima...
¡y al final volver!

Panorámicas vistas del atardecer
hacia el horizonte.
Los pies de puntillas...
¡los ojos cerrados!

Frasquitos de antaño
con esencias frescas
risas enlatadas
yesca de aventura.

Elemental respuesta
a hipocrático amigo:
la respuesta al enigma
del enladrillador
son intrepidos mellizos,
fragmentos de sueños,
piezas que encajan
en cualquier rincon.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Galimatías enigmático


18 en desorden
buscan un imposible equilibrio
o con cañon de hoja de lata
disparan al cielo
con restos
de un costurero.

Es el kit del desespero,
el consuelo
con denuedo
de un errático acertijo.

sábado, 11 de julio de 2009

Barreras



Me cobijo en pasatiempos sencillos, sin más pretensión que la de perseguir metas inalcanzables. ¿Quién no ha intentado alguna vez vaciar el mar sin mas armas que un simple cubo y una pala? ¿Quién no ha pretendido detener el tiempo para hacer eterno el más precioso instante?

Yo persigo salir al paso de las nubes, y frenar su caminar con mil barreras que impidan la fuga del precioso azul. Al menos, hasta la llegada de la Luna.

viernes, 26 de junio de 2009

Eternidad

Siempre había sido una persona ordenada. Ordenada en el hacer, ordenada en el pensar. Con meticulosidad rayando lo obsesivo.

Le encantaba escribir cartas en papel de color, doblado en tres mitades exactas antes de embutirlas en sobres sin mácula. Cartas de exactos márgenes y renglones sin la más imperceptible inclinación. Y narraba los hechos con limpieza, con nitidez. Exponía ideas de forma concienzuda, pero sencilla. Remarcando los hechos importantes. Nada sobraba. Presentación, nudo, desenlace.

En sus citas, era puntual. Concretaba lugar, fecha y hora, y comparecía según lo acordado. Acudía preparado: elaboraba previamente una relación de ocupaciones y pasatiempos destinados a llenar el tiempo de espera; y es que, irremediablemente, siempre le correspondía a los otros la impuntualidad.

Sus libros, en casa, siempre estaban ordenados. A veces por editorial, a veces por tamaño, a veces por género, a veces por autor. Libros pulcros, cuidados con esmero. Que manipulaba con delicadeza, usando guantes de gamuza y haciendo gala de una delicadeza exquisita con sus manos para evitar dañar sus páginas. De hecho, anotaba en una libreta las páginas en las que había abandonado al lectura de cada volumen. La mera idea de hacer la más mínima marca en alguna de las páginas, incluso del libro menos precioso, le resultaba perturbadora.

Planificaba su vida con premeditación. Trataba de anticiparse al futuro. Seguía, con firmeza, directrices trazadas mucho tiempo atras. Disfrutaba de la amistad de personas de refinados gustos y probadas cualidades. Manifestaba arraigadas y sanas costumbres. Su desempeño laboral era ejemplar y disciplinado.



Pero, una mañana, todo cambió.



Quizás fue el rayo de sol que se coló por la ventana abierta.

Quizás fue el soplo de aire fresco que lo acompaño. Brisa de mar, que le trajo el rumor de las olas.

Quizas fue la risa de un chiquillo. O el errático aleteo de la mariposa aterrizada en la punta de la nariz del chiquillo.



Mil millones de relojes, por todo el globo, se detuvieron.

Sus engranajes saltaron. Como si mil millones de minúsculos granos de arena se hubiesen introducido bajo mil millones de esferas. Deteniendo el incansable tic-tac. Atenazando a las inquietas manecillas.



¿Cómo explicarlo? ¿Cómo explicar que nada tenía ya sentido? ¿Cómo explicar que su meticulosa y ordenada vida se veia, ahora, a sus ojos, como inútil e incoherente?

Había cedido. Por primera vez, desde el inicio del tiempo. Interrumpió su metódica tarea. Su trabajo. Se levantó, y se fué.

Nadie lo vió. Y nadie, por tanto, pudo seguir por él. Añadiendo, segundo a segundo, desde siempre y para siempre, los eslabones del tiempo.


Es el tiempo de la eternidad.






"¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta lo sé, mas si quiero explicárselo a quien me lo pregunta, no lo sé."

Las confesiones. San Agustín

viernes, 24 de abril de 2009

Galimatías para arropar

De entre la previsible interpretación de la sinfonía surgió, como quien no quiere la cosa, una nota discordante. El director, alarmado, arqueó la ceja izquierda y, disimuladamente, endureció la mirada en busca del culpable. Al tiempo, aumentó el brío con el que enérgicamente sacudía su varita, tratando de devolver la pieza musical a la dictadura del compás.

Pero resultó ser...demasiado tarde. Ya había cedido el oboe a su pasión por las disonancias, trasponiendo a graves alturas desde las que divisar horizontes más lejanos. Los violines habían arrastrado a toda la sección de cuerda a furiosos pizzicatos, en los que se disipaba su juvenil energía - tanto tiempo constreñida a las lineales convenciones del pentagrama. El arpa había comenzado a ligar notas y silencios con maestria, entretejiendo cuerdas para envolver al público en una malla de efervescentes sensaciones. Las trompetas habían tocado a rebato, arrancando matices armónicos nunca antes escuchados y destinados a elevar la temperatura ambiental de la enorme sala. Y el percusionista había iniciado un febril descenso a los infiernos, rendido a la apasionada lujuria de los ritmos tropicales y sus contratiempos.

Sonó, de fondo un piano. Y su melodía dulce se elevó sobre la frenética amalgama. Todos callaron, todos escucharon. Corolario perfecto; epílogo para una historia de cuento con la que arropar un sueño.

jueves, 9 de abril de 2009

Jazzimatías

La piel se tensa para retumbar en las conciencias. Gengibre ahogado en el fondo de la garganta. Silencio, entre trueno y murmullo. Tras el demonio de siete hojas, el jazz de las moscas llega a la ciudad.

Ciclos...


La noche se cierra sobre sí misma, y penetra en el local a través de la puerta entreabierta. Ella se apoya en la barra, a la eterna luz agonizante de una vela. Y sobre la barra escribe su historia con las huellas dactilares de mil copas. Circunferencias cruzadas, vidas entremezcladas en un reiterado devenir.

Sus ojos conservan su brillo, pese a la neblina del alcohol. Y su mirada se posa en la vela. Y la luz, reflejada en sus ojos, parece aumentar su intensidad.

Y la noche se cierra sobre sí misma...

lunes, 6 de abril de 2009

Galimatias de un viaje

El mercenario fue el mas fiel de sus soldados,
de entre aquellos que formaron
y juraron fidelidad a su bandera
de trapos deshilachados.

El iletrado fue el mejor de los poetas
En su imprenta de cuaderno rayado
trazó los planos de una balsa
para un mar de sentimientos.

El durmiente fue el lúcido ausente
que, sonámbulo, trazó la ruta
entre los puertos y las distancias
y las mareas cambiantes.

El inaudito fue el lider enmudecido
que tripuló la nave
hacia el mundo singular
escondido tras acechantes y ensordecedores mares.

Y todo esto no son sino palabras de viento
silbando en mis oidos el rumor del mar.


lunes, 30 de marzo de 2009

Señales

Se preguntó, alarmado, si aquello se trataba de una señal del destino.....



Decidió que sí. Y continuó avanzando en sentido opuesto a la flecha.

lunes, 23 de marzo de 2009

G_li_atí_s

En un acto de rebeldía, sufro el secuestro de las teclas de mi máquina de escribir. Ofendidas por mi alarmante falta de ingenio, y en un acto de misericordia literaria, la rebelión se propaga a golpe de tecla: tac, tac, tac. Una tras otra van guardando obstinado silencio a medida que la voz se propaga y las incendiarias proclamas se van extendiendo en un rumor de letra-oreja.

Cada día son más las teclas que me niegan su pulsión. Y me enfrento a la tarea de componer palabras, frases e ideas con el apoyo único de ciertas irreductibles grafías. La simpática a aún me asiste, con amoroso afán. La inquieta e irreductible i descubre su punto flaco, y se ve obligada a acentuar perpetuamente sus infinitas e insensatas apariciones. El divorcio de la ch conduce a un irremediable litigio judicial que da pie a jocosas bromas (que no chistes, chanzas ni rechuflas, que sería ya recochineo). Y no recuerdo qué ha sido ya de la irreverente y reiterativa r; que ha recorrido un gran trecho para renegar sin remedio de este reducido, recóndito e irreductible reducto. Y, sin g no hay punto final para que este galimatías sea del gusto y agrado de su genuflexivo gestador.

Echémosle, pues, imaginación.

Porque, _eco_dad: _o s_n let_as _as
q_e fal_an; es _l in_enio


Galimatías caleidoscópico

La felina mirada
y la piel jaspeada
esconden un amanecer
de lapislazulí

Del lejano horizonte
(¿lo hay?)
el viento nos trae
notas de laúd
corcheas de cuarzo
y redondas de ónix
en arabescos precisos
y con caleidoscópico tintineo

Y Alicia, hoy
saca a pasear
el sombrero de las promesas
cumplidas


viernes, 6 de marzo de 2009

Mil y una piedras

Es noche de cristales rotos. De dedos marcados sobre arena de desiertos de sal. Tiempo atrás, sobró agua, y faltó aire, aliento, y su calidez. Faltaron palabras, y sobraron fragmentos de caligrafía áspera y renglones torcidos. Hoy, me cobijo en mi propia sombra, y me entrego a un altar iluminado por mil bombillas rotas, cegadas por el empeño de sobrevivir una noche más. Y escribo mil respuestas antes incluso de escucharme hacer las preguntas.

Y llega el amanecer. Pero la luna se queda un ratillo más. Porque me sobran las piedras. ¡Una por cada sueño!

martes, 3 de marzo de 2009

Lolo

El lunes, de rebote, pasé por allí. No había ido desde aquel día, hace...
No pude evitar sentir un escalofrío, y todo aquel marasmo de sentimientos volvió por un momento. Como cada vez que mi sobrina me dice cuánto lo echa de menos.

Yo también te echo de menos, viejo.

lunes, 23 de febrero de 2009

Surrealismo

He consultado todos los diccionarios que guardo por casa. He acudido a la biblioteca pública más cercana. He consultado a las más eminentes mentes del bar local, y he alimentado sus inquietos mecanismos con los más espiritosos brebajes. Pero en ningún lugar he encontrado respuesta a mi anhelo. Y es que, por mucho que la definición oficial sea esta (fuente:wikipedia; no esperareis que me pique a mano la definición de la espasa):

El Surrealismo (en francés: surréalisme; sur [sobre, por encima] más réalisme [realismo]) o superrealismo es un movimiento artístico y literario surgido en Francia a partir del dadaísmo, en el primer cuarto del siglo XX en torno a la personalidad del poeta André Breton. Buscaba descubrir una verdad, con escrituras automáticas, sin correcciones racionales, utilizando imágenes para expresar sus emociones, pero que nunca seguían un razonamiento lógico.


...no puedo evitar contradecir a tanta intelectualidad bienpensante. Desde el pasado sábado noche, para mi el surrealismo consiste en ser un zángano acompañado de una de ocho abejas maya, con sus antenas, sus coloretes y sus pecas estratégicamente distribuidas, avanzando a voz en grito a la voz de "Creep" de Radiohead con acento de Montealto.



PS: Mamá, hace mucho que no me drogo.

domingo, 1 de febrero de 2009

Despierta!

Sentimiento que mariposea en tu vientre.
Te agitas, en tu aleteo errático,
vagando por los bosques de la conciencia y la inconsciencia.
Siguiendo la dirección marcada
por rayos de luz
que atraviesan las ramas
de árboles de pesar.

Despierta!

miércoles, 28 de enero de 2009

Melodías

Los primeros acordes, indecisos. Dos melodías que se encuentran. Dos intérpretes que se tantean. Se miran, se retan. Miradas cruzadas, en búsqueda de sintonía. Aumenta la confianza, y, entrelazadas, ambas melodías avanzan hacia un horizonte en el que los nubarrones ceden su lugar a un cielo de rabioso azul, iluminado por los rayos del sol. Y las notas, juguetonas, empiezan a desfilar, a toda velocidad, brincando sobre las líneas de pentagramas que surgen de la nada; y se materializan en un aire en el que el humo de los cigarros traza paisajes imposibles. Un público invisible asiste imperturbable a la gestación. El milagro de la belleza, del compás, del ritmo, de la sangre que los corazones bombean para insuflar de ilusión las almas descarriadas.