jueves, 23 de octubre de 2008

Café

El periódico a un lado, ajado por su paso por mil y una manos. Las mismas noticias, las mismas miserias de siempre. La ventana es puerta al teatro del mundo, en el que actores y actrices interpretan una y otra vez el papel que les ha correspondido en el reparto. A veces quisiera intercambiar por un día la mirada, sentir lo que siente el otro. Saberme en otra piel, verme en otra piel. Empatía sublimada. Narraciones de osadía.

El sol atraviesa el cristal, y me sume en placentero embotamiento. Doy el último sorbo al cafe: no quiero rendirme al sueño. Sólo la noche debería ser territorio de los sueños. Porque soñar despierto es propio de una vida novelada, y novelesca.

Tipografía enlazada. Escudriño líneas, y vislumbro renglones. Ensoñamientos ajenos, en territorios propios. Me pediré otro café...


1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Sólo la noche debería ser territorio de los sueños???? ¿Es una broma????